Hoy ha sido un día de recogida de penas y preocupaciones. Se han presentado multitudes en casa de la Señora, repletos de quejas y sufrimientos. No se han ido hasta sentirse aliviados.
Atardece. Y llega el Niño, que ya no es tan Niño, pues pasa ya de los 30. María tiene carita cansada, pero ni una queja. Son muchas las penas que hoy ha escuchado. Muchas tristezas y tragedias, que a Dios también duelen.
El Niño que la conoce, y le lee el corazón sin casi mirarla, le dice:
- ¿Estás cansada?.
Ella sonríe y contesta:
- A estas horas, ya un tanto agotada
Y Él:
- ¿Te acuerdas de ese día? ¿Cuando me encarné en tus entrañas? ¿Y del ángel mensajero?
Ella sonríe, recuerda y los ojos le chispean.
- ¿O cómo me removía cuando llegaste a casa de la tía Isabel?
Más sonrisas
- ¿y cómo bailabais las dos?
Ahora Ella ya ríe abiertamente.
- Anda. Cuando ríes eres la Mamá más guapa de todos los pueblos
Ella frunce el ceño y lo mira con travesura
- Bueno… y cuando estás seria también.
Risas de los dos
- Hoy ha sido un día duro ¿verdad?
Mamá, todas esas personas que han venido hoy, ¿has notado como buscan?.
¿Los cuidarás? Te necesito junto a ellos, que les ayudes a pedir por sus penas
¿Qué haré para compensar tanta desesperanza?
¿Qué haré? Mmmmmm, ya sé.
Por cada tristeza que te dejen, tendrás un piropo lleno de esperanza.
Te cubriré de piropos que reflejen como resplandece la grandeza de Dios en tu mirada.
Y así nunca desaparecerá esa sonrisa maternal tan tierna
¿Cuántos piropos harán falta? ¿Cien? ¿Mil?
¿Tantos como preocupaciones te cuentan en un día?
¿Un millón de millones cada jornada?
Y Ella, que no se corta, contesta:
- Pues ya que te ofreces…
Con cincuenta al día bastaran.
Cincuenta alabanzas a la obra de Dios, para así presentárselos entre tantos ruegos y penas.
María trae la cena. Siguen hablando, esta vez de los años en Egipto.
Precioso Mirian. Que Dios y Nuestra Señora, en su día, te guarden.
ResponderEliminarFeliz día. Un beso.
Te dejo este enlace en el día de la Virgen:
ResponderEliminarhttp://youtu.be/BKtlURfZdDg
Miriam, aunque no haya dicho nada, tus entradas de estos últimos días me parecen maravillosas. Me alucina el modo en el que consigues meterme en la casa de María. Gracias.
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