Ojalá pudiera rebobinar y borrar todo lo que ha pasado.
Eliminar la ofensa.
Desintegrar ese mal, que ha pasado de posible a ser real.
Ese mal al que he dejado entrar en la historia, al darle un tiempo y un lugar.
He herido a su familia, a su gente, a mi gente, a los antepasados, a la tierra.
He herido a mi Dios.
María, tú lo entiendes, ¿verdad?
No, no quería ponerte triste.
Tú entiendes que el daño es tan grande...
Mi vida es tan pequeña...
Me ahogo con tanta carga, con tanto peso.
Siempre he encontrado solución a todo
Pero ahora... ¿Cómo remediar? ¿Con qué reparar?
No tengo dinero suficiente.
Mi vida, entregada como esclavo, tampoco cubriría la deuda.
Mi salud, familia, amores…. Nada es suficiente
Y ahora, ¿cómo lo arreglo?
¿Sabes de alguien que pueda ayudarme?
¿Alguien que me ayude a cargar con todo esto?¿Alguien que se compadezca de mi pobreza?
¿Conoces a alguien que pueda salvarme, María?
Buenos días Miriam. Te veneramos Madre del Perpétuo Socorro.Un abrazo.
ResponderEliminarSoy incapaz de comentar... leo y dejo que mi imaginación vuele y mi corazón sienta... hoy, además,me voy de aqui "gimiendo bajo el peso de mis pecados", como dice la oración de San Bernardo.
ResponderEliminarGracias.
Un abrazo.
preciosa oración, bellas palabras
ResponderEliminarsaludos blogueros