Se van repletos de fuerza y consuelo.
Aunque alguno no se de cuenta, se lleva un montón de dones encima.
Aunque alguno no se de cuenta, se lleva un montón de dones encima.
Todos los que han estado se van.
No se van los que no han venido.
Los que por sus heridas, problemas o miserias de quien sean, no han podido acudir al encuentro.
Los que por sus heridas, problemas o miserias de quien sean, no han podido acudir al encuentro.
Ahora ya sólo queda el Señor.
Alegre por el encuentro.
Triste porque le faltan los ausentes y le ha quedado demasiado Amor entre sus manos, que no ha podido entregar.
El podría volverse a su casa.
Pero en vez de eso, planta una tienda de campaña y se queda.
A esperar.
Por si vienen. O por si vienen otros.
Por si vienen. O por si vienen otros.
Y María allí cerquita, Le reza
Y alguien enciende una lámpara de aceite, para que el que venga sepa.
Para que sepa que allí está el Señor esperando.
Anhelando a los ausentes. O a los que simplemente llegan.
Y María allí cerquita, Le mira.
Y aunque no Le ve, Le reza.
Y llega un mensajero con un ramo de avemarías que alguien ha enviado para hacerles compañía.
Rosa de jueves luminoso
Y María allí cerquita, Le mira.
Y aunque no Le ve, Le reza.
Y llega un mensajero con un ramo de avemarías que alguien ha enviado para hacerles compañía.
Rosa de jueves luminoso
Buenos días Miriam. Cada día me gusta más recorrer las letanías en la meditación de tu blog junto a María.Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarComo dice Nip me encanta meditar contigo la letanía a Nuestra Señora.
ResponderEliminar¡¡¡Preciosa!!!
Un besazo y muchas gracias