jueves, 24 de noviembre de 2011

Salió un jueves como hoy

Salió un jueves. Como hoy, pero de hace una semana.
A caminar, como tantas veces.
Decía que necesitaba alejarse un poco de la gente, para respirar aire de la montaña, para volver a pisar los caminos, para poder escuchar sus pensamientos.
Setenta y largos años viviendo en el campo en poca compañía, hace que necesites esos momentos.

Es muy autónomo. Precisamente para conservar esa independencia y tranquilidad, había decidido trasladarse a una residencia.  Allí vivía, a ratos distanciado, a ratos muy implicado.

No volvió al mediodía. Avisaron a la policia
No volvió por la noche.
No se llevó nada. Ni dinero, ni carnet, ni .... Nada

Lo han buscado por tierra. Desde tierra y desde el aire.
Han recorrido todos los caminos y los no caminos.
Amigos y no amigos, del pueblo y del vecino, han salido a encontrarlo.
Ni rastro.

Los cazadores comentan que es peligroso perderse cuando empieza la veda. Los jabalíes no entienden del respeto a los mayores.

Los cuerpos de seguridad dicen que a veces la cabeza, cualquier cabeza, se tuerce, y queda sometida a miedos imposibles o a proyectos inalcanzables.
Y se va, cabeza y cuerpo, sin el  DNI para que no puedan identificarlos. Aparecen a los dos o tres meses, en una ciudad de las de lejos, muy lejos.

El hijo de una residente se ha ofrecido a adelantar cinco meses de la cuota de su madre, si hace falta dinero para seguir buscando.
Y aun hay quien dice que no queda gente buena.

Si está herido, que lo encuentren.
Si está solo en alguna ciudad, que encuentre una iglesia. Y en la iglesia un sagrario. Y la cercanía de la Sabiduría , le anime a buscar a un policía y a decirle su nombre.
Que todos  los miedos tienen su antídoto.
Y para los proyectos, no hace falta irse lejos. Disponemos de escaleras para alcanzarlos.

    

7 comentarios:

  1. Entendido, me pongo a ello. Un beso desde aquí.

    ResponderEliminar
  2. ¡Hecho!.
    Abrimos mochila de intención.

    Un besazo y feliz día.

    ResponderEliminar
  3. Intuyo que se trata de alguien importante para ti, o al menos cercano por alguna razón. Las desapariciones son verdaderamente angustiosas. Espero no tener nunca la experiencia.
    Lo del hijo de la otra residente me parece alucinante.

    ResponderEliminar
  4. Ah, y por supuesto, cuenta con mi aportación.

    ResponderEliminar
  5. Gracias a todos¡¡
    La residencia es cliente... casi casi diría que trabajo para la resi.
    Físicamente estoy lejos, pero hablo con la directora por tfo, dos o tres veces por semana.

    Se preocupa por cada uno de los residentes como si fueran de su familia.
    Sus historias me recuerdan (con otro estilo) a las de tu hotel, Altea.
    En la vejez, los temas de dinero, afectos, familia... se radicalizan y dan pie a que aparezca lo mejor y lo peor del ser humano

    Ahora, está más que preocupadísima, casi no duerme.

    Cuando sepa algo más os informo.
    Que tengais genial viernes

    ResponderEliminar