El ángel
nos ha venido a recoger a casa. Antes de
continuar nuestra misión, pasamos por la entrada de la ciudad, esa que
arreglamos ayer.
Tanta
gente hace imposible ver que sucede. Mueven ramas, corren, cantan y gritan saludando eufóricos a
alguien que entra en la ciudad subido en un animal.
El ángel, al notar que todos nos tapan la visión, nos
roza con sus alas indicándonos una pequeña pendiente desde donde podremos ver
que sucede.
Béland
y yo corremos hacia la pequeña montañita.
¡Sí, desde aquí la visión es genial¡
Pero
no hemos llegado a tiempo. El Hombre ya ha pasado y solo alcanzo a verlo de
espaldas.
De
repente se gira, y observa las florecillas que hemos plantado.
Inspira
profundamente. ¡Cómo me alegro de haber limpiado con las plumas, el ambiente de odios e
injusticias¡
Baja del animal y se acerca a la flor que muestra sus raices y esconde sus flores en la tierra Con un rápido gesto, extrae las hojas de la tierra y la coloca de forma correcta.
El Señor mira
hacia nosotros. Nos mira a Béland, a Dicto y a mi.
¿Nos caerá bronca por la planta mal colocada? Mi pequeña prima tiembla
En la cara del Señor aparece una sonrisa. Dedica una mirada especial a Béland.
-- Gracias a los tres por traerme la compañía de mis amigos, de los que querrían estar aquí.- dice el Señor muy bajito, casi susurrando- Sus mensajes, sus palabras, su apoyo me llegan a través del aroma de estas flores, me reconfortan.
Béland, no tengas miedo. Estoy contento. Aunque a veces no te des cuenta, siempre, cada trabajo lo hacemos entre los dos, entre tú y Yo. Así es más divertido ¿verdad?
Una chispa de travesura y caramelo resplandece en los ojos del Señor.
Por un momento, la ternura vence al dolor que va invadiendo su mirada.
Por un momento, la ternura vence al dolor que va invadiendo su mirada.
Nadie
de los que está a su alrededor lo ha oido, pero nosotros que tenemos el oido muy sensible hemos captado perfectamente sus palabras.
El Señor nos guiña un ojo, se gira, y sigue su camino.
Dicto
nos acaricia con las alas, para animarnos a ponernos ya en marcha
Hay
que seguir con la “Operación Vida”, en una nueva misión.
Gracias por esa chispa de travesura y caramelo.
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