viernes, 6 de abril de 2012

Misión "Verde esperanza" Finalizada



Volvemos a casa. Al rodear el huerto, siento que algo terrible está  pasando. El aire huele a esencia de crimen y tortura, a soberbia e ira, a concentración de  forajidos, déspotas, tiranos y opresores.

Espero que a nadie de buena voluntad se le ocurra entrar en el huerto. Si esos asesinos están allí reunidos, sería terrible lo que podrían hacer con quien cayera en sus manos.
Al sentir tanta maldad, me surge una duda, de esas que prima dice que son rarísimas ¿Qué pasaría si un criminal, de repente se diera cuenta de todo el daño que está haciendo? De la injusticia, de la crueldad, del desprecio al Dios que aun así le da a cada instante, vida.  De los grandes crímenes y de las traiciones pequeñas o de los desprecios, que a veces matan con más sadismo, que mil cuchillos. Al ser plenamente consciente del daño realizado, de la injusticia, le tendría que estallar el corazón, las entrañas  desgarrarse, y la boca secarse de la angustia. Sentir como se ha  alejado del Dios, y ver las heridas que ha provocado culpablemente en su Corazón. Todo lo creado querría machacarlo y él mismo sentiría que eso es lo que le corresponde a alguien tan perverso. Quien tuviera que pagar por su culpa, siendo a la vez consciente del desastre provocado, moriría de la angustia.

 Ya llegamos a casa. Me duermo con un sueño inquieto.




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