Necesito recuperar un poquito de tranquilidad para poder dormir esta noche.
Cuando nos acercamos a la casa, veo que esta vez no hay nadie fuera.
Así que el ángel, notando mis nervios, me deja acercarme hasta la puerta entreabierta
y mirar.
Dentro hay un hombre durmiendo en un rincón
Entra el Señor en la sala y al verlo vuelve a salir.
Vuelve a entrar esta vez con una manta. Se acerca y la coloca sobre el hombre dormido.
Él ni lo nota, ni se despierta
Ahora llega María, remueve el pelo del Señor y se acerca al durmiente.
Coloca bien la manta y lo arropa
-
¿Tú crees que este chico volverá?
¿Crees que Judas cambiará a tiempo?- pregunta la Madre
-
Ahora a dormir Mamá, que mañana
será un gran día.- le contesta el Hijo
Los ojos del Señor se parecen a los de su Madre, son clavaditos.
Grandes, oscuros y brillantes.
Ambos están ahora repletos de
lágrimas que ninguno de los dos deja caer.
Hermoso, de principio a fin... ¡gracias!
ResponderEliminarUn beso Miriam