Bajan los precios y suben los grados.
Primer día de rebajas y este año las tiendas no rebosan de manos.
Ni la reducción en precios, anunciada en porcentajes sobre enormes carteles
Ni el atractivo del aire acondicionado, en el primer día de calor asfixiante
Ni la necesidad de llegar a casa convencidos de haber hecho el negocio del año
Ni el miedo a un futuro inciertamente oscuro
En los comercios, se ve gente, sí. Pero no están repletos.
La histeria por encontrar el menor precio, ha desaparecido.
¿Habremos crecido o será que no hay suficiente dinero?
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