Como cada jueves, haya mucha o poca gente, el sacerdote expone al Santísimo.
Hoy son pocos, tres, pero suficientes. El sacristán, una abuela y su nieta.
A los cinco minutos llega Pablo. Su padre se muere y quiere confesarse. El sacerdote sale con él
Cruza la entrada una pareja. Ella se ha mareado. Buscan un asiento en la sombra y se sientan delante del Santísimo. Él recuerda la ilusión de su abuela ya fallecida porque se casara por la iglesia. Quizás sea una buena idea.
Se desliza en la iglesia un mendigo. Se sienta. Y le regala al Señor su mejor sonrisa.
Detrás de él se sienta María. Piensa en Pablo. El quiere sólo pasión, un amor sin la rutina del día a día. Pero no es lo que ella soñaba de niña. Decide a partir de hoy, volver a sus sueños de niña, y Pablo que se busque otra para sólo risas. Será duro. (Ella no lo sabe, pero el Señor cuida de sus niñas, y sabe que Pablo sale con otra más y tiene dos más en la lista)
Entran cuatro.
Manolo saluda un momento y se va.
Juana se sienta en el último banco. Le toca llevar a delante a toda la familia y echa en falta alguien en quien recostar la cabeza, se siente sola.
Berto se sienta delante. Lucha por no alejarse del Señor, y Él lo quiere horrores, porque sabe que su batalla es de las más duras.
Nino entra, agradece sus alegrías y reza.
Manolo saluda un momento y se va.
Juana se sienta en el último banco. Le toca llevar a delante a toda la familia y echa en falta alguien en quien recostar la cabeza, se siente sola.
Berto se sienta delante. Lucha por no alejarse del Señor, y Él lo quiere horrores, porque sabe que su batalla es de las más duras.
Nino entra, agradece sus alegrías y reza.
Pepa y sus dos niños más los tres sobrinos entran, saludan , rezan, encienden cinco velas y se van.
Poco a poco se van todos, quedan los tres primeros
Por la calle Marta pasa en coche por delante de la iglesia. Le envía por el aire al Señor, un gracias por el embarazo.
Vuelve el sacerdote. La iglesia casi vacía.
Piensa que es una pena que sólo haya tres acompañando al Jefe.
Piensa que es una pena que sólo haya tres acompañando al Jefe.
Y siente que el Señor sonríe desde la custodia
Miriam, gracias por tu comentario, pero en mi puedes hallar la teoria en mi vida, y como yo hay más , aunque como siempre pasa , lo menos bueno se nota más.
ResponderEliminarNo tengo tiempo hoy para leer detenidamente tu post,te prometo que un día tengo que hacer un hueco para ello,
con ternura
sor.cecilia
Hola. Pequeño rebaño. Me gusta lo del "Jefe", sí un buen Jefe.Gracias.
ResponderEliminarTheo y Sor Cecilia, gracias por comentar y genial genial domingo a todos¡¡
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